¡Atención con los spoilers!. Bukowski es fue uno de esos escritores que no se miden en su lenguaje lleno de majaderías y de crudeza, además de haber sido un borracho empedernido y parece que feliz de su propia manera de ver y escribir el mundo.
Unos de los primeros poemas que leí de este peculiar y malhablado escritor fueron "Como ser un gran escritor" y "A la puta que se llevó mis poemas". El primero tal vez debido a que siempre he tenido la intención de escribir poesía "en serio" (y a veces lo he hecho) y el segundo porque el título me resultó llamativo.
De cada uno de esos poemas puede hablarse extensivamente acerca de su significado sin embargo no son el tema de este post.
De cada uno de esos poemas puede hablarse extensivamente acerca de su significado sin embargo no son el tema de este post.
Esta obra hay que leerla siempre y cuando pueda uno soportar el lenguaje soez en que muy muy a menudo se expresan sus personajes. Con un lenguaje y situaciones tan reales y crudos como la vida misma resultan interesantes muchas de las situaciones que narra: el borracho con dignidad, el borracho sin valores que quiere conservar su fama de vividor. En él podemos encontrar un sistema de valores que aunque torcido guía la vida de unos personajes que siempre son fieles y honestos por lo menos consigo mismos.
Y al final pero no al último tenemos el relato que yo considero el más destacable y el que sin ninguna duda vale la pena leer: "La máquina de follar". (Aquí vienen los spoilers y una reflexión). Este escrito nos cuenta las aventuras y desventuras de un científico que inventa una máquina de follar que promete a sus clientes llevarlos a la cumbre del placer con algo que supera con creces los tradicionales aparatos y dispositivos.
Finalmente el científico no miente y "máquina de follar" es excelente a pesar de ocurrir un error muy desafortunado que termina con la vida de uno de los clientes. La máquina de follar parecía humana (o eso habrían jurado sus clientes), incluso podía charlar y fingir sentimientos pero aún así, era una máquina con un fin muy específico: follar.
Y allí es precisamente donde inicia la reflexión incluso en el relato ¿cuántas máquinas de follar conocemos?, ¿Cuántas máquinas que parecen personas, que hablan, que parece que sienten conocemos?. Muchas de esas personas-máquinas parecen personas pero que no son más que máquinas porque sus sentimientos son solo simulaciones, el interés es fingido y que simplemente viven abstraídos del fin que persiguen o del único fin que conocen.., ¿cuántas máquinas de beber, de maldad, de pereza, de holgazanería, de drogarse?, ¿cuántas personas que dejaron de ser personas y se convirtieron sólo en máquinas?.
De casi todos los relatos del libro se puede aprender algo a pesar de su peculiar lenguaje. Si no dan ganas de leer el libro completo por lo menos habría que leer el relato de "La máquina de follar".
Un saludo.
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